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domingo, 26 de octubre de 2008

Ayurveda: ciencia de la longevidad y la salud



La palabra ayurveda significa "ciencia de la vida". Deriva de dos palabras sánscritas; ayur, "vida", "longevidad" y Veda, "ciencia", "conocimiento".

El ayurveda es una escritura védica complementaria, que considera al cuerpo como un vehículo transitorio de la entidad viviente, que debe ser usado al servicio de Dios. En esa escritura está contenida la ciencia médica más antigua del mundo. En India se practica desde hace más de cuatro mil años, aunque sus raíces son remotas y difíciles de determinar.

Ayurveda: origen

Cuenta la tradición que se originó cuando Brahmâ ideó el sistema para curar a Daksha, quien la transmitió a los gemelos Ashwin, y ellos a Indra. Desde entonces, a partir de la enseñanza oral se desarrollaron escuelas de medicina de ayurveda: los médicos la llamaron Bhardwaj y los cirujanos, Dhavantari, o Sushruta. Este último nombre se tomó de la primera obra ayurvédica, el Sushruta Samitha que escribieron los cirujanos, mientras la escuela de los médicos escribió casi simultáneamente el Charaka Samita; el autor fue Charaka, el principal escritor e investigador antiguo de este sistema terapéutico. La obra fue revisada más tarde por Vagbhatt, quien escribió otra de las grandes obras de la medicina ayurvédica, llamada Ashtanga Hdraya.

No obstante su eficacia, este tipo de medicina estuvo relegado en India durante la colonización inglesa. Felizmente hoy día se ha rescatado su conocimiento y práctica, inclusive ha pasado su enseñanza al mundo occidental, donde actualmente hay cada vez más profesionales que la practican y laboratorios donde se preparan hierbas combinadas y aceites, para lograr el equilibrio de los tres humores.

Ayurveda: base filosófica

El ayurveda proclama una manera de vivir para alcanzar la salud integral y longevidad, exenta de sufrimientos y enfermedades.

Deriva su enseñanza de los Vedas. La práctica se basa así en la consideración de la unidad Cosmos-Hombre: así como el cuerpo humano está formado por innumerables células, cada ser humano es una célula del gran organismo universal.

Esta ciencia no separa al Ser del Cosmos, ni lo separa en sí mismo, pues conceptúa al ser humano desde una visión global que integra los cuerpos físico, emocional, mental y espiritual.

Más que la curación, es la prevención la que se postula, como el mejor método de autocuración.

Según el ayurveda, la enfermedad surge como consecuencia de la desestabilización de las energías vitales, o dosha, lo que influye en el estado de los siete tejidos, o dhatus, "lo que sostiene": rasa, linfa; raka, sangre, mansa, músculos; meda, grasa; asthi, huesos; majja, médula ósea; shukra, hormonas sexuales, esperma; y de las tres malas, o excreciones: svet, sudor; poorish, heces; mutra, orina. Todos esos elementos se relacionan íntimamente con Pakriti —significa "antes de la creación"—, la cual representa la constitución básica de cada individuo, marcada antes de su creación; no cambia a lo largo de la vida.

En el momento de la concepción, los tres dosha se mezclan en una combinación original, determinando la constitución propia de cada persona.

La salud depende del equilibrio existente entre cuerpo: shrira (mente), manas y el Âtma (alma). El desequilibrio surge debido a que se lleva una vida muy agitada que produce maltrato del cuerpo; a que los sentidos se excitan demasiado, o también muy poco, por aislamiento; a que no se respeta el reloj biológico interno, que hace que las células del organismo se acostumbren a un ritmo determinado, en las horas de comer, de dormir, etcétera; a que no se cultiva la espiritualidad y el conocimiento de sí mismo.

Así, toda persona está capacitada para prevenir la enfermedad, mediante la adopción de una vida elevada, sana y equilibrada, lo que se consigue por medio de da ejercicios de Yoga (âsanas), de prânâyâma, y de una alimentación adecuada. Los remedios curativos son las hierbas, las especias, los aceites, los masajes, los perfumes, sabores, entre otros.

Los tres humores: vata, pitta y kapha

La combinación de cinco elementos entre sí, tierra, agua, aire, fuego y éter o espacio, —Mahabhutta—, que conforman la materia visible, y de sus elementos esenciales o Tanmattra: olfato, gusto, vista, tacto y oído, que los originan, se determinan la salud del individuo y la formación de los tres humores o dosha: vata (vayu), pitta y kapha, los que a su vez se dividen en cinco subdoshas. Estos permiten un mejor conocimiento y por lo tanto una orientación terapéutica más adecuada.

A la medicina ayurvédica le interesa principalmente normalizar los humores, cuando éstos están hiperactivos o hipoactivos, y eliminar los excesos humorales.

Los tres humores se encuentran en cada organismo en diferente proporción, con predominio de uno. Gobiernan todas las funciones del ser humano, relativas tanto al mundo interno, como al cuerpo físico.

Vata: gobierna el sistema nervioso

Vata, es una energía de naturaleza aérea, principio del movimiento. Gobierna las funciones del sistema nervioso, permite la recuperación de los datos guardados por la memoria y los relaciona con otros. Controla el movimiento del cuerpo y es la energía que permite, a nivel celular, la asimilación de los alimentos y la expulsión de los deshechos. Por ella se mastican y tragan los alimentos físicamente.

Las personas en las que domina este humor son físicamente delegadas, de poco peso, de piel seca, friolentos y de circulación deficiente; de percepción rápida y poca memoria, reaccionan ágilmente ante los estímulos de la vida; son inquietas y tienden al estrés. Su digestión es irregular, tienen sueño ligero.

Estas personas necesitan la relajación. Un exceso de vata pone el cutis oscuro y demacrado, da insomnio y vértigos. La deficiencia de este humor, da, por el contrario, depresión, imposibilidad de trabajar y pérdida de conciencia.

Kapha: controla la estabilidad y resistencia corporal

Kapha, o flema, es un humor estructural, de naturaleza terrestre y acuática. Su energía potencial controla la estabilidad y resistencia corporal, su lubricación y la estructura celular. A nivel mental, Kapha otorga la capacidad de concentración.

Las personas en las que predomina este dosha son estables y equilibradas, de constitución pesada y sólida, tienen la piel grasa y lisa; de digestión lenta, tienen poco apetito. De dormir fácil y sueño profundo, son lentas y seguras; tienen una percepción lenta y buena memoria, pero existe para ellas el peligro de volverse apáticas.

El exceso de este humor de pesadez, pereza, un sueño exagerado y frío, en tanto que la falta de kapha da ardor interno, sequedad, debilidad general e insomnio.

Pitta: energía que digiere los nutrientes

Pitta, o bilis, de naturaleza fogosa, es la energía calórica del cuerpo, dirige la disgregación en todos sus niveles, tanto físico como emocional, mental y espiritual. Es pitta la energía que digiere los nutrientes a nivel celular y digestivo del organismo; distribuye la energía obtenida. En el nivel mental, pitta procesa los nuevos datos obtenidos, y colige nuevas conclusiones.

Cuando en el individuo existe un predominio de pitta, muestra buena salud; le gusta comer bien y, aunque los picantes lo irritan, goza de buena digestión. Los del tipo pitta son personas calurosas, que transpiran con facilidad, tienen una mente aguda, animadas y buenas conversadoras; sienten paz interior y felicidad.

Cuando se presenta un exceso de este humor, la piel y los ojos se ven amarillos, se siente mucha sed y hambre constante. La persona duerme poco y mal y las fuerzas acaban flaqueando.

La falta de pitta produce un debilitamiento del aparato digestivo, pérdida de la sensualidad; el calor corporal disminuye.

Los rasas o sabores

Los seis rasas o sabores son: dulce, salado, ácido, amargo picante y astringente, sabores que influyen decisivamente y de una manera particular en cada una de las tres dosha.

Estos sabores se relacionan estrechamente con los cinco elementos así: el dulce es una combinación de tierra y de agua; el salado, de fuego y agua; el ácido, de tierra y fuego; el amargo, de aire y de éter; el picante, de aire y fuego; el astringente, de aire y tierra.

Lo ideal es que cada comida contenga los seis rasas para producir el efecto más equilibrador sobre vata, pitta y kapha.

El sabor dulce aumenta kapha y disminuye pitta y vata. Es refrigerante y untuoso. Este sabor se asocia al trigo, la cebada, el centeno; frutas como naranja, pera, uva, higos; hortalizas como pepinos, cebollas, coles, lentejas y guisantes; nueces, cacahuetes; aceites vegetales; productos lácteos azucarados; mantequilla, miel, arroz, patatas y azúcar.

El sabor salado, proporcionado por todo tipo de sales, aumenta kapha y pitta. Es calorífico y limpia el organismo.

El sabor ácido aumenta kapha y pitta. Favorece la digestión y la eliminación de toxinas. Está en los productos y ácidos lácteos, como yogurt, queso; en los limones y otros cítricos, en el vinagre, escaramujo, granadas, etcétera.

El sabor picante desarrolla pitta y vata. Hace circular todas las secreciones del organismo, excepto el semen y la leche materna que son kapha. En este grupo están las especias como ají, ajo, pimienta, orégano, nuez moscada jengibre, comino; rábanos, pimientos, perejil, tomillo, albahaca, mejorana, romero, eneldo y manzanilla.

El sabor amargo aumenta vata. Es antiafrodisíaco, tonifica el organismo. Aumenta el apetito y controla las enfermedades de la piel. Pertenecen a este grupo la lechuga, espinacas, coles de bruselas, acelgas; hierbas como la ortiga, cilantro, laurel, ruibarbo y las especias amargas.

El sabor astringente aumenta vata. Purifica y contrae todas las partes del organismo. Habas, habichuelas o judías, guisantes, garbanzos, lentejas, coliflor, brócoli, hinojo, espárragos, berenjenas, apio; manzana y pera.

En resumen, dulce, ácido y salado apaciguan al vata y lo agravan picante, amargo y áspero; dulce, amargo y astringente disminuyen el pitta y lo aumentan picante, ácido y salado. Picante, amargo y áspero alivian el exceso de kapha y lo agravan dulce, salado y ácido.

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